El amor y la comida tienen una fuerte conexión que establecen muchos comportamientos, creencias, formas de comer y comer. Hay una razón para esta peculiar forma de ofrecer afecto. La dopamina se libera cuando alguien se enamora o come algo que ama. La dopamina es responsable de transmitir estos mensajes agradables al cerebro y crear comodidad.
El concepto romántico de la comida como muestra de amor que disfrutamos actualmente tiene su origen en el pensamiento de las comunidades occidentales del siglo XVIII. El amor se entendía como una dinámica emocional compartida con otra persona, la comida se veía como algo para compartir. Tal fue la interacción entre la comida y el amor
Sin embargo, aprender a amar a través de la comida va más allá de compartir la comida con alguien en particular. Junto a la comida, hay una secuencia de ceremonias y componentes a través de los cuales las personas expresan su afecto. Desde votar y comprar utensilios de cocina hasta poner la mesa, todas estas actividades implican el amor que una persona siente por la persona con la que está a punto de disfrutar de una comida.
Los lazos de amor y respeto por lo que hacen los demás. Es decir, preparar el desayuno, el almuerzo o la cena que se coloca en un recipiente térmico para que aún esté caliente cuando se come. Algunas personas se apegan a estas rutinas, pero en las ciudades donde la vida es tan instantánea, se ha perdido, y uno de los componentes principales es que cada vez hay más lugares para ir a comer.
La teoría psicoanalítica nos asegura que cuando somos recién nacidos, la única forma en que nos comunicamos es a través de nuestros cuerpos. A edades tempranas estos pulsos se reactivan y comenzamos a ver malestar, sed y, por razones puramente emocionales, dejamos de comer o nos refugiamos en la comida. Después de esta etapa, los adultos adquieren un mayor control de sus emociones, abordando su alimentación. el comportamiento, la elección de la dieta y el almacenamiento de grasa, lo que sugiere que hay ciertos alimentos que actúan sobre sus emociones por su estructura.
Ser tu media naranja. El mito romántico por excelencia, que hace referencia a la existencia y búsqueda de esa otra persona que, supuestamente, le complementa a uno. Lo describió Aristófanes, un clásico de la antigua Grecia, que contó que la raza humana, al principio, era casi perfecta, de formas esféricas como naranjas.
Esta es una de las formas en las que la comida y el amor se mezclan en forma de metáfora
Por: Luis Enrique Alvarado Mendez
