Dentro de la capital poblana se respira la historia, las artesanías, los dulces y las leyendas originarias de la ciudad de Puebla. También, por sus calles se encuentran los barrios de Analco, Xanenetla, Del Alto, Del Carmen entre otros.
Ubicado en la 8 Sur y la 5 Oriente del Centro Histórico, el barrio de Analco cuenta con mucha historia y patrimonio cultural como por ejemplo el «Puente de Ovando» que fue construido en el año de 1769.
Su zona tan urbana es conquista de muchos turistas que se dejan envolver los fines de semana en el «Tianguis de Analco» al entrar se percibe el rico aroma de los diferentes inciensios que venden y también se encuentra una infinita variedad de artesanías, comida típica tanto poblana y mexicana, creaciones en madera, y lo que mas jugo le da a este tianguis es la música en vivo.
Desde 1970 empezó a operar el colorido y florklorico tianguis en la plaza principal del Barrio de Analco.
¿Crees que es todo? Pues también el barrio de Xanenetla es un lugar urbano con un arte mágico poblano ya que al entrar a este lugar te sorprenderá sus murales con mucho significado, al igual que el barrio de Analco cuenta con su patrimonio cultural como la iglesia de Santa Inés.
El barrio de Xanenetlan también es conocido como el barrio de los ladrilleros ya que en la época de la conquista, los indígenas trabajaban para los españoles de la Nueva España fabricaban los ladrillos gracias a que cerca de la zona abundaba la arenilla ligera que tenia por nombre «Xalnenetl» y se combinaba con el excelente barro del lugar.
Gracias a eso proviene su nombre «Xanenetla», un dato fue que los soldados franceses se perdieron en las callejones de este barrio tras huir de la derrota de la batalla de 5 de Mayo, y ahí fue donde los capturaron
Desgraciadamente este barrio se mantuvo en abandono después de la construcción del bulevar 5 de Mayo, pero gracias al proyecto «Puebla Ciudad Mural» logro volver a tomar vida gracias a la participación de artistas que volvieron a plasmar la identidad de este bonito barrio de Xanenetlan.
Por: Yuritzi Cruz Fabela